El dolor no mata



Mis últimos versos: Como no le alcanza
a mi inepta mente el placer de tu olvido;
a la tristeza de amarte sin esperanza,
me voy muriendo pensando en lo vivido.

Al desconsuelo de ver que otros amores 
nutren el corazón que nutrí un día, 
prefiero, bajo el pétalo de unas flores, 
soñar en que me adoras todavía.

¡Te quiero como siempre te he querido 
y es tan grande el deseo que a ti me ata, 
que para fugarme de tu invencible olvido, 
me mato delirando que el dolor no mata! 

¡Aprendí a venerarte cuando perdió trayecto
el mar y éste se desangró en las gélidas arenas!
Por el amor que aún tengo, le reclamaré afecto
a las mujeres que saben consolar las penas…

¡Adiós, hasta nunca! ¡Adiós, luz de mi olvidado puerto!
¡Beso la carta en la que grabo tu nombre divino,
ojalá al abrirle a la noche el corazón desierto
que en mis besos de muerto sientas la ausencia de Dino!


© Elvis Dino Esquivel

Imagen: Mario Sánchez Nevado

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