El yihadista


Sombra aterradora que nos acosa;
nombre que de gran pánico nos llena;
creyente de otro dios que nos condena;
combatiente de cara misteriosa.

Rival que su propio cuerpo destroza
y cuya devoción ciega envenena;
sádico que a sus propios encadena
con su fanática fe tempestuosa.

A los infieles los quiere en su averno
y decapitación es la sentencia;
su propio dios ve su vacío interno:

Falsa es la fe que incita la violencia,
¡cobarde aquel que en el mundo moderno
asesina sin piedad por creencia!


© Elvis Dino Esquivel

Imagen: Crystler

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