Olvidada diosa


Por los dioses edificada;
por el hombre destruida...

En el cielo resplandeces
mientras en la tierra caducas...

Eterno sea el sol que te ilumina,
vil sea el mortal viento que te extingue...

Tu efímera carne ignora
la inmortalidad de la que fuiste parida...

Hay millares de astros
y sólo una estrella te ilumina...

Limitados seres en esta transitoria vida
y cada mortal te borra y olvida...


© Elvis Dino Esquivel
(Rabat, Marruecos - Diciembre de 2012)

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La selva de la confusión


I

Como la fragancia de la flor que atrae insectos,
la corteza de mi cuerpo huele a su perfume,
puedo reconocer cuales fueron mis defectos
ahora que el desconsuelo ya no me consume.

Solamente en otoño solo he llorado,
el verano dejó de ser la tragedia,
la primavera ya es cosa del pasado
y el enigmático invierno es mi comedia.

¡Amar es sufrir! El amor se ha encendido
en sufrimiento. Cuando al fin se consuma,
mi corazón ya no continuará herido,
¡el presente lo extinguirá con su espuma!

Con la experiencia de un belicoso veterano,
mis sentimientos tienen noveles accesos,
hay corazones que cruzan el hondo pantano
y se hunden… ¡mi corazón ya dejó de ser de esos!

¡Mi corazón perdura con su fuerza! La palma
en cualquier ribera sobrevive sin su fruta.
Abandonado, se desvincula más de mi alma,
¡vivo sufre pero solo sufriendo disfruta!

En mis poemas invoco al pasado mil veces,
nunca mi ego deja de invocar ridiculeces,
¡ya que ni mil lágrimas, mil palabras, mil versos,
borrarán mi dolor de todos los universos!

Mi calvario fue la sacra cruz de mi grandeza,
¡hirió mi cuerpo y solo así alumbró mi cabeza!
Fue el explosivo patriótico que asesinó
a esa sin nombre ni rostro que me laceró.

II

¿Quieres sanarte por completo? Resígnate y llora,
mas llora en la soledad de la noche. El sufrimiento
es un invisible demonio que el humano adora.

Recuerda tu dolor cuando busques inspiración,
¡las lágrimas son los gritos confundidos del alma
que siempre brotan en esta selva de confusión!

Amaré el dolor porque el dolor perturba la paz:
tras perder a su amada, Popoca* sacrificó
su vida, tornándose en volcán con nívea faz.

III

Sin dolor, la dicha en esta vida no vale nada,
cuando sufro de dolor a veces la gloria invoco,
Leifr Eriksson fue un gran loco y descubrió un nuevo mundo:
entonces, sufriré y me convertiré en un gran loco.

En ocasiones mantengo cerrada la boca:
es mejor ser prudente y cauto de pensamiento,
taciturno e inmóvil como una sencilla roca,
¡qué charlatán, sutil y voluble como el viento!

¡Maldita selva confusa! Déjame tranquilo, en calma
vivir, sufrir y soñar con el pensamiento vacío;
del mundo serán las palabras que florecen de mi alma,
pero, ¡el oxígeno que entra a mis entrañas es muy mío!

Discúlpame fiel inspiración por haberme perdido
en esta selva de confusión. Vencido, resignado,
sollozaré riendo cada momento de haber vivido,
¡solo tú consuelas a este pobre poeta olvidado!


© Elvis Dino Esquivel

Imagen: The Fountain
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* En la mitología mexica, Popoca o Popocatépetl fue un valiente guerrero quién amaba a la doncella Iztaccihuatl.

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Antes de partir


Antes de partir mi mente me advierte
que silenciosa, inesperada y fiera,
como si la muerte me siguiera,
tu recuerdo seguirá, ¡puta suerte!

¡Por ti me largo y me largo sin verte!
¡Qué triste existir como si no existiera
y viajar con mi mente prisionera
ante la idea de jamás tenerte!

Feliz fui cuando pensé que te tenía,
hoy me ignoras y, al ser insignificante,
iré a otro rumbo para aún llamarte mía…

Y cuando me encuentre solo y distante,
sufriré pensando en eterna agonía
que sonreirás en los brazos de otro amante.


© Elvis Dino Esquivel

Imagen: Octobre Rouge Digital Art

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Buscando el amor



«¡Dime qué dices, mar, qué dices, dime!»
Miguel de Unamuno

Las corrientes marinas con voz armoniosa
se estremecen a impulso de la brisa fugaz;
la luminosa luna tranquila y hermosa
con hoguera dudosa
refleja en las ondas su descolorida faz.

La amante olvidada,
a la playa llegó desolada
buscando a su amor:
¡la brisa que ayer disfrutaba,
ahora a su cuerpo sopla el dolor!

Ayer alegre, brillante veía
dorado horizonte y dicha sin fin...
ahora melancolía;
¡en noches de tormentas y cruel agonía
en noches de neblinas, habrá de morir!

Sutil, sublime, tras nítido velo,
figura de duelo,
la pobre mujer su pie deslizó:
con voz de mensajera del cielo
en sueño inspirado de amor susurró:

«¡No tardes! La noche es muy hermosa,
la luna te ofrece su tierno resplandor
y tienen los mares su voz melodiosa,
y tiene mi corazón tesoros de amor.

«Te espera la noche estrellada,
te esperan las ondas llenas de gratitud;
ven que te llama suplicante tu amada,
a mi alma regrésale la anhelada salud.

«¡Pregunto a la brisa, pregunto a las estrellas,
mientras busco en las sombras tu imagen fugaz;
pregunto a las olas... pero ninguna de ellas
me responden… jamás encontraré la paz!»

Si el viento piadoso llevarte pudiera
la queja final del alma que vive en tu amor;
si en esas suplicas de amor recibieras,
mis tristes suspiros y mi último adiós.

Rodeada de flores se mira una losa,
las ondas marinas la cobijan en paz:
bajo ella la doliente mujer reposa,
con ella la muerte cubrió su faz.

Su nombre repite la voz del poeta;
cantares le entona de cariñoso dolor,
y en torno a su tumba atravesándola inquieta
la corriente susurra: «aquí yace el amor.»


© Elvis Dino Esquivel

Imagen: Erika Mejía

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Amor altivo



Eres altiva y yo soy de tus eternos presos,
de esos que desdeñas y haces sentir inferior;
enfatizas esa banal belleza exterior,
pero no eres más que una envoltura de huesos.

Me amaste ayer, hoy solamente soy tu olvido. Ésos
que buscan inútilmente ser mis sucesores,
tratarán de recrear mi amor con sus amores
porque te besarán sobre mis antiguos besos.

Eres demasiado altiva y en tu ego te consumes;
preciosa pero con corazón tórrido y tierno,
¡tan tórrido como el miserable sol de invierno
y tan altiva que hasta tu excremento presumes!

Bórrame de lo más profundo de tu memoria
mientras te desecho a ti, mujer altiva e impura.
Ingiere el veneno de tu efímera hermosura
mientras borro mi nombre de tu trivial historia.


© Elvis Dino Esquivel


Imagen: Matt J. Sherman

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Memorial Day


A aquellos que han
muerto por la patria

Era el último lunes de mayo. Al Cementerio
a mis amigos fui a buscar. Cuando deletreaba
algún nombre conocido… sintiendo su cautiverio,
en los momentos que juntos vivimos pensaba.

La noche estaba por caer... luctuoso y serio 
de la campana el triste sonido vibraba; 
la multitud salía del monasterio,
mientras las ultimas plegarias recitaba. 

¡Con cada inscripción sentía más frío!
Mis compañeros, mis amigos… ¡cuántos, cuántos
que defendieron la patria aquí se hospedan!

Reflexioné y dije: «¿A quién, Dios mío,
voy a encontrar en el batallón, si tantos,
tantos compañeros aquí se quedan?»


© Elvis Dino Esquivel


Imagen: Lee Teter

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La perdí en una mirada


La perdí en una mirada, huyó de mí en un beso,
tan próxima como el ocaso, su ausencia llegó
arrastrándome al confín del insomnio de la soledad...

Yo aquí solo, perdido y oscuro como el crepúsculo,
sollozo sin sollozar su sombra que me sonríe,
tan próximo estoy al olvido que solo en él, olvido...

¡Qué suplicio el declive del amor que florece,
qué final del amor que jamás se concreta!
Vaya que su ocaso duele y remoto estoy del alba...


© Elvis Dino Esquivel
(Madrid, España - Febrero de 2013)

Imagen: Salvador Dalí

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