Romance de la mujer arena


Mensajes de libertad
descifrados por tus ojos,
¡ay, esos ojos los tuyos
los que descifran y escapan!
¡Huye del lente mío, antes
que este gatillo presione!
¡Huye tan lejos de mí,
huye de la patria mía!
Que mis precisas ordenes
son de bien interrogarte;
dime que no has visto nada,
¡no te escapes en tu arena!
Mujer de la arena arena,
mujer arena arenosa,
hay mil palabras en ti
y solo una me tortura.
Dicen mis agentes tuyos
que huiste por el río Tigris
y yo por ese Éufrates
como loco te buscaba.
No te dejes encontrar,
si me miras de cerca, ¡huye!
Que por mi lejana tierra
aún cegado respondo.
Mujer perdida perdida,
mujer que de mí se pierde,
acércate sin temor,
¡ay, temerosa perdida,
lo observado no confieses!
Mi perdida no confieses
lo que tus ojos han visto
que ellos son los enemigos.
Por el viento acompañada
te escabulles como arena,
mi sospechosa arenosa
en esa infinita arena
perpetuamente te pierdes;
dime todo lo que viste
si muero, muero por ti:
esos que llamas amigos
son posibles enemigos,
para mi patria son malos,
pues terroristas los llaman,
¡ay, terroristas los llaman
aquellos los invadidos!


© Elvis Dino Esquivel

Imagen: Mohamed Somji

En un puerto árabe


A todos los compañeros con los que combatí
 en el Medio Oriente durante las operaciones 
Libertad Iraquí y Libertad Duradera (Afganistán)

En mi copa, un colega me sirve el mejor vino
de opacos tonos y de glamurosos cristales,
el que refleja todos los besos estampados
y las miradas de mis más arcaicos quereres.

Arrojo a la arena con el desprecio mío
ese maldito vino de dulce sabor.
¡Solo quiero tequila! ¡Las piñas de agave
desde tiempos coloniales saben mejor!

¡Denme pinche tequila! Que a través del vaso
pequeño, universos enteros se ven;
y como el tequila, claros son los ojos
de las amargas aguas del golfo de Adén.

Fumo. Los sabores del tabaco árabe
hacen que la shisha calle mi dolor.
Bebo y suspiro; nostálgico y triste
contemplo la arena sin odio ni amor...

Hace mucho calor, es verano. El rifle duerme
sin munición y en un rincón olvidado está.
Brindemos: el rico shot de tequila a las venas
y la flamante sangre más valor nos dará.

Fuck! Bastantes pechos brillantes hay en este disque bar,
cargando victoriosas medallas de falso esplendor.
¡Qué vacíos y tristes se ven los rifles sin cartuchos,
la shisha sin su tabaco y las copas sin alcohol!


© Elvis Dino Esquivel

La culpable



Finalmente completaste un capítulo en mi historia.
Ahora, que estos versos santifiquen tu memoria;
en el amor, nunca va a ser el llanto algo cobarde,
mi corazón es de lava y, cuando sangra, ¡todo arde!

Cuando algún ingenuo me hable de amores,
hablaré de engaños y menosprecios,
pero callaré todos mis dolores:
es mejor no discutir con los necios…

Con maléfica sonrisa pondré mis labios
en las botellas de los viciosos placeres,
me convertiré en el tahúr de los más sabios
que saben cómo burlarse de las mujeres.

Serás tú única responsable si algún día
disparo una bala a una mujer en el pecho;
porque tú has despedazado la mente mía,
¡con sangre, otras saldarán el daño que has hecho!

El orgullo me reclama cualquier venganza;
en mi mente tu malévolo perfil copio,
creo, al observarte, que pesa en la balanza
más el odio por ti que todo el amor propio.

Con apatía y rencor, pero siempre con calma,
ya concluido este capítulo de amor fugaz,
me retiro susurrando, al observar de tu alma
la infinita nebulosidad: ¡descansa en paz!


© Elvis Dino Esquivel
ليلة سعيدة و أحلام لذيذة

Imagen: thewanderingslacker

Romance urbano


Cabalgando sosegado
inspirado de ilusiones,
por Los Ángeles perdido
con su fiel corredor galgo,
el flaco hidalgo respira,
vencido por su pasado,
el aire de los ayeres.
En un gentío infinito
callados por las pantallas,
el hidalgo misterioso
mira a unos pocos pasos
un negro niño que llora
y su negra madre inmóvil:
- Discúlpeme mi señora
pero hijo llorón la llama
deje un momento ese espejo
ladrón de vuestra mirada.
La señora lo retrata
sin palabra que decir,
su rostro enojado gime
y se anima a maldecir:
-¿Qué época cree que vive
anciano sin quehacer?
Lo retrato por si acaso
sea usted ladrón o no;
mi atención es mi dominio
y mis ojos son muy míos,
si a mi pequeño crío ignoro
porque otros lloros me llaman,
me han enviado unos mensajes,
el padre de mis dos vástagos
de prisión no saldrá ahora,
¿su cruel crimen? Posesión
de la hierba que distorsiona
la triste realidad.
Pidió perdón el hidalgo
y prosiguió sus andadas,
no le daba bienvenida
la caótica ciudad,
y su soledad incluso
era una habitante más...


© Elvis Dino Esquivel


Imagen: City of Los Angeles

En los versos de un poema



Nullius in verba

I

¿De qué te sirven estos versos? 
¿Para qué te escribo este poema?
¿Acaso para que en estas líneas
describa todos tus atractivos?

No, ya que tú sabes que tienes 
unos ojos traviesos, divinos,
que juguetones ofrecen 
a un perdido viajero el camino.

Sabes que tienes boca hechicera, 
cuerpo dúctil y ferviente,
garganta y pecho que sirven 
para atraer al pretendiente.
Bien sabes que bajo tanta belleza 
encierras tanto atractivo.

Sabes que tu simpática inquietud,
tu orgullo irónico y perverso,
tu desprecio o tu sonrisa,
tu gesto amable o desdeñoso
te hacen un ser adorable 
pero un ser indefinido, 
que provoca pavor o esperanza, 
aunque siempre infunde cariño.

Recuerda que tú lo sabes mejor
mas que los que pueden decirlo,
que tu belleza se observa en tus acciones
y no en espejos o apariencias ni mucho
menos en los versos de un poema.

II

¿Acaso sobre un pedazo papel
guardarán tus íntimos amigos,
con su letra y su recuerdo, 
la ofrenda de su cariño?

Solamente la falsa amistad,
solamente el aprecio fingido
requiere conceder recuerdos 
que duren más que sí mismos.

Y cuando pase al recuerdo 
lo que se dejó escrito,
¿acaso es porque ya la amistad
del corazón se ha extinguido?

Solo recuerda que la amistad verdadera,
el cariño verdadero y sincero
se guarda en los corazones
y provienen de sus voces,
y no de los versos de un poema.

III

¿Esperarás que el amor
escriba fervorosos himnos
en estas hojas describiendo
sus éxtasis, sus delirios?

No, que el amor verdadero
jamás escribe intrépido
lo que nació en silencio,
lo que se creó en secreto…

Las palabras amorosas
que al labio promulga el cariño
solo conservan su ternura
cuando son susurradas al oído.

Recuerda que el amor nunca se escribe,
se descubre en los suspiros,
se manifiesta en los ojos
mas no en los versos de un poema.


© Elvis Dino Esquivel

Imagen: Terri Graham

Olvidar dura una eternidad



En este solitario mar navegaste un día,
en mi solitario corazón tu amor pusiste
y solitario aún te recuerdo todavía.
¡Me acompaña tu recuerdo en mi barco temido,
y en la solitaria guerra, que combato triste,
en aquel infinito desierto del olvido!

¿Ya me olvidaste? ¿Ya me has dejado de amar?
Por supuesto que no: ¡el marino que navega
nunca puede olvidarse de su amado mar
ni mucho menos de su adorado navío,
la playa no se olvida de la ola que llega
ni el mar de la montaña mientras fluya un río!

No puedo olvidarte: en la guerra me pierdo,
mas perdiéndome solitario en ella consigo
entender el secreto de tu recuerdo.
¡Tú eres para mí lo que el marinero es al mar,
lo que la muerte es a la sangre del enemigo,
lo que la guerra es a la gloria del militar!

No sé cómo sobrevivo aquí tan lejos,
sin verte, sin acariciarte, sin escucharte.
Sigues presente en todos los áridos espejos,
porque tú, cuando se encuentra mi alma trágica
en las profundidades del desierto, ¡eres mi arte,
mi guía, mi zahir, mi vida y mi escritura mágica!

No importa si lejos estoy, ¡aún puedo mirarte!
Ya que la ingenua memoria, en sus insensateces,
te tiene viva y presente aunque estés tan aparte;
y delirando así, aún en la beligerancia,
te siento cerca, muy cerca… ¡porque sueño a veces
que no existe eso que llamamos tiempo y distancia!


© Elvis Dino Esquivel


Imagen: Jerry Uelsmann

Cuenta conmigo...


Para Christian M. Beltrán
a su amada Alexandra

Te vi llorar, y tus cristalinas lagrimas
rodaron en mi mejilla, ángel mío,
como ruedan de la suave rosa
las gotas del rocío…

Te vi sonreír, y tu mirada hermosa
en mi descolorida faz provocó sonrojos,
ya que es tan pacífico, natural y bello
el brillo que desprenden tus ojos…

Como el otoño en el solitario jardín
seca a su paso todas las flores,
así cambia tu sonrisa en un instante
al compás de tus dolores…

Por eso sonrío cuando alegre sonríes
y por eso lloro cuando afligida lloras:
no te preocupes amada compañera mía
que conmigo contarás a todas horas.


© Elvis Dino Esquivel


Imagen: Drezi

Última noche de otoño



¡Noche tranquila y fría,
tú haces mayor mi luctuosa tristeza
y multiplicas mi mortal melancolía!
¡El buitre tiene un nido en la maleza!
¡La serpiente, en el cavidad de una roca,
se alberga del gélido enfurecido!
¡La araña, con los extractos de su boca,
puede construirse un nido!

¡Todo tiene un hogar que le resguarde
de la oscuridad que avanza,
cuando el brillante astro de la tarde
sus enigmáticos relámpagos lanza!
¡Absolutamente todo! ¡La gloria
en las páginas del libro de la historia;
la sonrisa en el rostro aún sin alegría
y hasta el recuerdo tiene a la memoria
para refugiarse allí con su melancolía!

¡Sólo mi cariño, sincero e infinito,
no encuentra en sus soledades atribuladas,
ni conocido destello ni generoso techo!
¡Van sin destino determinado mis pisadas!
¡Maldito, sí, maldito
sea el nombre que tatué en mi pecho!


© Elvis Dino Esquivel


Imagen: U.S. Navy

Agradecimiento eterno


Deus ex machina

Increíble mujer de misteriosa magia, 
su luz me guía y me refugio en su amor; 
el suave aroma de su pelo me contagia,
convirtiendo mi vida en un sueño encantador.

De las tragedias del mundo me defiende
y me aleja de las pesadillas del desierto;
su auténtica y amable persona me atiende
y me motiva a la vida, al bien y a lo cierto.

Existe un eterno Dios y por ella creo:
¡mis sueños y mi esperanza de ella son!
La religión critico... mas yo en ella veo
el principio de la inmensa creación.

El destino fue quien me enseñó a quererla,
es una mujer única: ¡ya que sabe transformar 
cada gota de llanto en una hermosa perla
y en un hermoso recuerdo cada pesar!

De mi etapa triste y solitaria,
ella en consuelo convirtió mi dolor,
¡recé con su fe mi primer plegaria
y amé con su corazón mi último amor!

Suele a veces negarme sus favores,
mas yo mis gracias sin parar le doy, 
¡a ella le debo las alegres flores 
que, hasta marchitas, me consuelan hoy!

La angustia de la tierra no me importa
ya que su encanto me hace reflexionar,
¡ella me dice que la vida es corta
y que hay que disfrutarla sin cesar!

Mi sola ambición es ser digno de ella,
acariciar su amor y llenarme de su alegría:
quiero ver su brillo en mi solitaria estrella
y su luz tornando mi triste noche en día.


© Elvis Dino Esquivel

Imagen: di3sel-d392iof

¿Qué es la vida?


Cuando en el oscuro firmamento
veo aparecer cientos de astros brilladores,
y otros miles que en un momento
brillan con sus preciosos resplandores.

Buscando la respuesta a la vida en mi pensamiento,
volteo a mirar al cielo y pregunto a los brillantes seres:
– «¿Qué es la vida, que es, brillantes luces bellas?»
– «¡La paradoja!» Me responden las estrellas.

Si al renacer la hermosa primavera
vuelve verde el mundo con alegría;
entonces el río, el bosque y la pradera
son los aromas, las luces y la armonía.

Cuando en jardín se convierte la ribera
y el bosque en viviente poesía,
– «¿Qué es la vida?» Pregunto a sus seres,
– «¡El cambio!» Me responden las flores.

Pero, si al mirar tus ojos, vigila
el bosque al astro su luz preciosa;
si viendo todo el cielo en tu pupila,
alucinante por ti, mi alma curiosa
– «¿Qué cosa es la vida?» Pregunta obsesionada,
– «¡El amor!» Me responderá tu mirada.


© Elvis Dino Esquivel

Imagen: The Fountain

Viajero perdido



I

Sentados en el bosque pasan rápido las horas.
Mientras nos miramos como personas extrañas.
Hay tensión. Tus ojos son atemporales auroras
que brillan en la noche de tus tenues pestañas.

Estando lejos de nuestros cálidos hogares,
comenzamos a discutir con fría rudeza;
luego yo con frases apáticas y vulgares,
comienzo a denigrar del amor su belleza.

Me callas tranquilamente con tus manos suaves
y con taciturna voz curiosa me preguntas:
«¿cuáles han sido todas las misteriosas claves
de todas tus actuales relaciones difuntas?»

II

Nunca has amado, lo juras; dudo pero te creo:
no solo eres mujer, también inmortal diosa eres;
como ya no soy un desconfiado y amargado ateo,
¡le creo cada vez más a todas las mujeres!

Soy tu último amor y buscas nuevas aventuras,
amarnos a la intemperie, dejando siluetas:
quieres entregarte sin basarte en conjeturas
y descubrir del amor propiedades secretas.

Reflexiono. ¡Soy un donjuán arrepentido!
Te revelo todos mis amores difuntos:
siempre fuiste mi destino, pero he tenido
que peregrinar para concluir asuntos.

III

Finalmente nos encontramos... ¡ven a mis brazos!
perdona la demora, fui un perdido viajero.
Mi mente y mi espíritu están hechos pedazos,
¡pero todo mi ser te pertenece entero!

No te preocupes, jamás tornaré la vista
hacia esos amores muertos. Amor, ten calma,
¡ya que altiva marcharás en plan de conquista
sobre las amorosas cenizas de mi alma!

Como zombis resucitarán tras tu paso
y te verán como la diosa de mi universo;
resignadas, con desprecio te dirán acaso:
verus amori nunquam mori en su verso.

IV

Con las manos sostenidas, juntos nos perdemos
en el oscuro bosque. Después atento escucho
tu voz diciéndome: «¡Por favor ámame mucho
para que juntos toda la eternidad duremos!»

«¡El amor me trajo a ti!» respondo al verte.
Vigilando tus bellos ojos te digo
que siempre en los sueños estuve contigo,
¡porque te amé mucho antes de conocerte!

Mi contaminado amor con tu corazón destilaste:
la misteriosa energía que me despidió en el puerto,
provino del mismo sol que me iluminó en el desierto.

No importa si en el ayer de mi loca mente te aislaste,
hoy la travesía por ti con un beso la concluyo:
¡ya que tú siempre serás mía y yo siempre seré tuyo!


© Elvis Dino Esquivel

Imagen: kevissimo

En versos te fuiste...


«¿Comprendes ya que un poema
cabe en un verso?»
Rima XXIX - Gustavo Adolfo Bécquer

A C.S.B.

Fuiste mi musa. Pero, ¿en qué lindo verso
podré describir tus facciones de diosa?
Si en estas líneas te doy mi universo,
¿qué más podré escribirte, musa grandiosa?
 
Si la poesía se atreviera un día,
sobre este papel que guarda tu hermosura,
describir de alguna diosa su figura
¡con describir tu apariencia bastaría!

Fuiste mi musa. Pero, sin alegría, sin gloria,
sin aspiraciones, sin identidad verdadera,
sin porvenir claro, sin fe y sin esperanza entera:
¡dará igual que seas pasado o que seas memoria!

Si no existiera el cielo o el infierno, ¿qué poderío
tuviera mi fe sobre tus sentimientos humanos?
Y si no existieran ni los lagos ni los océanos,
¿dónde desembocaría este caudaloso río?

No sé, pero pobre de ti que en versos te fuiste,
en versos viviste y en versos tristes te perdiste.
Toda inspiración del poeta proviene de su alma,
mas tu robaste la mía y lo tomé con gran calma
porque muy bien sé que el verdadero amor no existe…

Con mis versos te fuiste, con pena y gloria,
mas tu evidente huella en mi escritura aún me hiere
y me has tatuado un recuerdo en la memoria:
como una flor que se marchita y se consume
prisionera en un florero, cuando marchita muere
deja el florero oliendo a su todo perfume.


© Elvis Dino Esquivel

Imagen: Nate Holga

Dios enamorado


Un elogio a la mujer

En tu cabeza se aprecia una aureola
de brillante luz. A tu cuerpo se suma,
una colosal esencia que perfuma
aquella luna que se pasea sola.

Impregnado en tu corazón de oro,
tienes en tu noble alma un tesoro
que solo un venturoso hallaría.
Solo en mi imaginación inquieta
puedo, como tímido poeta,
describirte en una poesía.

Si en esta solitaria noche estrellada,
quisiera Dios, con todos sus sublimes dones,
mostrar su infinita grandeza incomparada,
te mostraría a ti, base de inspiraciones.

Sin duda, Dios te creó a su altura.
No solo tu perfecta hermosura
pero tu gran forma de ser demuestra
¡qué del Creador fuiste obra maestra!

Dios estaba enamorado al crearte,
de evidencia solo basta mirarte,
porque como tú no hay ni habrá ninguna,
¡todo lo que Dios vio, de tu figura,
a un lado se apartó de tu escultura,
para apreciarte como a la luna!

En su mente, tu grandeza ha dejado
una creación llena de emociones,
ya que en ti siempre quedará grabado
el producto de sus ilusiones.


© Elvis Dino Esquivel

Imagen: di3sel

Lejanía



I

Hoy con cariño te invoco y es porque quiero
que sepas que siempre fuiste mi tesoro.
¡Navegué mares y como marinero
te avisté como un islote de puro oro!

Tú sabes, como yo sé, que los defensores
de la amada patria consideran ultraje
pensar que el marinero cambia sus amores
tal como los ángeles cambian de plumaje.

¡Nadie, nadie podrá oponerse a mis anhelos
ni nadie podrá detener mis caminares!
Cuando navegue hacia ti, crecerán los cielos
y se acortarán las praderas y los mares.

Mi bohemio amor es de etéreo fuego
que arde y cruza a través de toda distancia;
se guía sin vete, porque que es muy ciego,
y navega a ti aspirando tu fragancia.

II

Tu fragancia hace delirar. En mi frente
recibo un beso perfumado que retoma,
de las brisas del belicoso Medio Oriente,
tu inconfundible dulce y cálido aroma.

Esa efusiva fragancia me destierra
y me vuelve a mi mustia realidad:
solo soy un marinero que en plena guerra
añora huir de su eterna soledad.

Los corazones que son expertos
cobran con el dolor nuevos amores,
¡la materia podrida de los muertos
hace también retoñar las flores!

Aunque por las penas sea acosada,
el alma nunca debe crecer perdida;
¡porque la misma sangre coagulada
puede cerrar cualquier mortal herida!


© Elvis Dino Esquivel


Imagen: Artfile.ru

El dolor no mata



Mis últimos versos: Como no le alcanza
a mi inepta mente el placer de tu olvido;
a la tristeza de amarte sin esperanza,
me voy muriendo pensando en lo vivido.

Al desconsuelo de ver que otros amores 
nutren el corazón que nutrí un día, 
prefiero, bajo el pétalo de unas flores, 
soñar en que me adoras todavía.

¡Te quiero como siempre te he querido 
y es tan grande el deseo que a ti me ata, 
que para fugarme de tu invencible olvido, 
me mato delirando que el dolor no mata! 

¡Aprendí a venerarte cuando perdió trayecto
el mar y éste se desangró en las gélidas arenas!
Por el amor que aún tengo, le reclamaré afecto
a las mujeres que saben consolar las penas…

¡Adiós, hasta nunca! ¡Adiós, luz de mi olvidado puerto!
¡Beso la carta en la que grabo tu nombre divino,
ojalá al abrirle a la noche el corazón desierto
que en mis besos de muerto sientas la ausencia de Dino!


© Elvis Dino Esquivel

Imagen: Mario Sánchez Nevado