Mirada ardiente


Cuando el sol de primavera 
en la lejana montaña pose,
florecerá tranquila la pradera
cuando su calor la superficie rose.
Si tu belleza en mí quisiera
posar suavemente 
la luz de tus ojos bellos, 
inspiraría con ellos 
más que poesía en mi mente.

Si las nacientes flores 
el rayo solar descubre,
y en las mañanas de octubre 
vuelven los colores 
a pintar los amores, 
bien tu mirada podría
regresar la poesía 
a su antigua morada,
abandonada y olvidada 
dentro del alma mía.

Así tan solo creo 
que tendría mi canto 
de tu esencia el encanto, 
universo del deseo;
la que en tus ojos veo 
simpática dulzura, 
los que en tu boca pura
destila, cuando sonríes 
en esmeraldas y rubíes 
fragancias de frescura.

Si acaso yo lograra
resumir en mis composiciones
las bellas ilusiones
que tu mirada declara;
y la inocencia, y la rara
prudencia que revela
y las alegrías que anhela
tu alma poderosa,
y aquella luminosa
zona por donde vuela,
daría el talento mío.

Esto me intriga,
hermosa amiga
ahuyentadora del frío;
¡mas yo propio me rio
del inoportuno ruego!
¿Quién me asegura luego, 
estando inspirado,
de no morir quemado 
en tan hermoso fuego?


© Elvis Dino Esquivel

Imagen: kevotu

La perdí en una mirada


La perdí en una mirada, huyó de mí en un beso,
tan próxima como el ocaso, su ausencia llegó
arrastrándome al confín del insomnio de la soledad...

Yo aquí solo, perdido y oscuro como el crepúsculo,
sollozo sin sollozar su sombra que me sonríe,
tan próximo estoy al olvido que solo en él, olvido...

¡Qué suplicio el declive del amor que florece,
qué final del amor que jamás se concreta!
Vaya que su ocaso duele y remoto estoy del alba...


© Elvis Dino Esquivel
(Madrid, España - Febrero de 2013)

Imagen: Salvador Dalí

Olvidada diosa


Por los dioses edificada;
por el hombre destruida...

En el cielo resplandeces
mientras en la tierra caducas...

Eterno sea el sol que te ilumina,
vil sea el mortal viento que te extingue...

Tu efímera carne ignora
la inmortalidad de la que fuiste parida...

Hay millares de astros
y sólo una estrella te ilumina...

Limitados seres en esta transitoria vida
y cada mortal te borra y olvida...


© Elvis Dino Esquivel
(Rabat, Marruecos - Diciembre de 2012)

El ocaso de Lauriane



En la última alborada autumnal, Lauriane subyugó la modorra y al fin logró abrir sus fatigados ojos tras un sueño que involucraba deidades teniendo orgías en un laberinto. Sintió vida en su abdomen, el cual tocó y arrulló suavemente como si se tratara de un delicado terciopelo y vociferó aterrada, “¡Dios sacro-santísimo, estoy embarazada! ¿Quién podrá ser el padre?” Sucesivamente sería de nueva cuenta víctima del sueño, más por el desasosiego que por el cansancio de la carne: Lauriane era virgen, atea e indiferente al conocimiento. Aquel día durmió hasta el ocaso.


A Thierry Zenon


© Elvis Dino Esquivel
(Madrid, España - Octubre de 2012)


Imagen: Jeanloup Sieff

Perdidos al vernos


Vamos caminando, cansados y temerosos
a donde nos lleven esos vientos del destino;
con cada paso, llenamos nuestros dolorosos
corazones con nostalgia del amor divino.

Tal como los lejanos cometas luminosos
que en el cielo ya sea nocturno o matutino,
cruzan taciturnos, efímeros y orgullosos
para dejar su espaciosa estela en su camino.

Ocasionalmente se entrecruzan los destellos,
con colosal tranquilidad pasiva y serena,
los astros escondidos detrás de tus cabellos.

¡Nuestros ojos se conectan con una mirada
y nuestras pupilas un instante nos condena
a unir tu alma nerviosa con mi alma desolada!


© Elvis Dino Esquivel

Todo sigue igual


Todo sigue igual: el barco y el marinero;
los árboles deshojados del invierno frío.
Todo sigue igual: el abundante rocío
aún humecta la superficie del sendero.

Todo sigue igual: el resplandor del lucero
consolando los árboles muertos sobre el río.
¡Todo sigue igual! El torpe corazón mío
piensa que como te amé, todavía te quiero.

Todo sigue igual: en el balcón abandonado
de tu amor y mi amor, solo me ha recordado
que hay un afligido hombre esperando a su pareja.

Y la larga espera me dice, astro de mi cielo,
que nuestra torpe historia de afecto y de duelo, 
¡es una historia super aburrida y muy vieja!


© Elvis Dino Esquivel

Imagen: Millrok

Prepara tus ojos


Si lindos versos sobre tu historia quieres,
ya de mi fatigada fantasía
por favor, no los esperes;
quiero con esta mediocre poesía
mostrar todos los misteriosos dones
de mi pasión más secreta:
¡a tu lado está el torpe poeta
que intenta conmover corazones!

De mi mente con un lento giro
expulso con magnético encanto,
las palabras que hacen llorar con dulce llanto
y suspirar con desalentado suspiro.

Tu triste recuerdo no viene de las estrellas
porque en mi agotada mente aún vive:
y en este libro no, pero en las bellas
batallas del pasado, un poema aún se escribe.

Prepara tus ojos porque luego
te traerán mis palabras el fuego
que los quemará con la amargura
que has dejado en esta torpe escritura.


© Elvis Dino Esquivel

Imagen: alshain4

Lejana estrella


I

Congelado ya el corazón
y muerta la esperanza mía,
hace tiempo que no ardía
la llamarada de mi ilusión.

Cuando en rápida aparición
como brillante rubí
sobre el cielo para mí
apareció una brillante estrella,
tan elegante y tan bella
cual nunca otra estrella vi.

Cautivado con tal trofeo,
regresa al corazón la confianza,
parece que la esperanza
renace con el deseo.

La observo, y al obsérvala creo
poder la galaxia cruzar
para poder su brillante luz tocar;
sin comprender mí anhelo,
sé que está muy distante el cielo
mas sé que imposible no es de alcanzar.
 
II

¡Demonios! Qué aflicción intensa
lo que el nuevo deseo dura:
¡amar con tanta locura
sin esperar recompensa!

¿Cómo la distancia inmensa
que hay desde el cielo hasta aquí
en mi ceguedad no vi
antes de amar a esa estrella?
¿Si yo no subo hasta ella,
acaso descenderá ella hasta mi?

En esta perseverante agonía
la aprecio con más constancia,
y al verla a tanta distancia
se engrandece mi fantasía.

Su brillo mis pasos guía,
su panorama aliento me da,
y es imposible que ya
deje de seguir su huella,
porque más radiante y más bella
la veo, cuanto más remota está.

III

Deja, pues, estrella pura
la puerta emparejada
y acerca a mí la inflamada
antorcha de tu hermosura.

Calma, estrella, esta locura
con que las ganas del querer
todo el fuego de tu ser
toma mi mente emocionada,
consumiendo en tu mirada
toda la copa del placer.

No agradecida con lo que siento,
vayas a cubrir tu amoroso rayo
que en triste desmayo
velas el cielo de mi tormento.

Deja que mi amor violento
su hambre intente consumir
de tu belleza o solo déjalo morir;
tan solo dame tu luz singular,
ya que si tú no puedes bajar
entonces yo tendré que subir…


© Elvis Dino Esquivel

Imagen: Howard Chaykin

Kelly Thomas


Kelly Thomas… La policía con ira
golpea tu cuerpo y tu cuerpo mismo
siente como es arrastrado al abismo
donde un Zeus impotente te mira…

Nuestra autoridad prepotente inspira
a llenarnos de su vil egoísmo:
callados con su ciego escepticismo,
les creemos cada vil mentira…

¡En vano no morirás en el fuego!
Inmortal, fuerte como antiguo griego –
resucitas en todas las tardes…

…y por las injusticias del destino,
nos guías por el indicado camino 
donde gritamos sin temor: ¡Cobardes!


© Elvis Dino Esquivel

Imagen: Los Angeles Times

Lo que sufro en silencio


A Elvis Ambrosio,
por sus desamores

¡Maldita, sádica e implacable demencia!
Déjame escapar de este terrenal padecer,
ya que tienes esclavizado a todo mi ser
en el remoto cautiverio de su ausencia.

Permite que mi cándida y apacible calma
se corrompa con lujuriosos antojos.
Permite que impotentes lloren mis mustios ojos
la aflicción que padece mi pobre alma.

Permite mis lágrimas extinguir
ese infinito incendio de mi tormento:
¡es de valientes llorar en el momento
que sabes que tienes que sufrir!

Permite que se ausente mi valor
y de mi incierto sino desistir:
¡no sabes lo grandioso que es morir
cuando por voluntad morimos de amor!

Mi cariño es una infectada herida
sanada por el mismo cariño fuerte;
es la solitaria lágrima que se vierte
sobre el desierto de mi ermitaña vida.

Es la abandonada y cautivante palma
que de quietud y armonía ha asentado
a un desolado corazón incrustado
en el otoñal oasis de mi alma:

Frenesí sin titubeo ni amargura,
astros infinitos sin días ni noches,
destellos que jamás cierran los broches
de la larga pasión de una aventura.

Misteriosos destellos de brillante oro,
que brotan del astro de la divina gloria,
ya que mi amor es la porosa memoria
de la ausente musa que impotente lloro.

Mi intelecto sin fundamento siempre atesora 
esta consolidada e ilógica excusa:
¿tienes la mínima idea lo que es una musa
para un loco poeta que impotente llora?

Yo, que me la he pasado mirando 
sin parar sus inmortales ojos bellos,
¡cómo extraño los momentos aquellos
que ahora miserable, recuerdo llorando!

Mi atormentado ser que con firme empeño 
pasó innumerables noches, una a una,
postrado paciente al pie de la luna,
vigilando su tranquilo sueño.

Yo, que con rectitud respeté la esencia
del aura de su mágica existencia.
Yo, que la amé por su inocencia
más allá que por su apariencia.

En este instante solo puedo exclamar 
en amoroso y discreto delirio: 
«¿Dónde te encuentras, bello ángel mío,
que no te puedo soñar ni acariciar?»

Dóciles oleajes de los mares
que sin cesar riegan esta playa fría,
nútranla siempre de divina alegría,
y tráiganme todos sus pesares.

Estrella, que cruza despacio
con sus diademas de plata,
por el perímetro de la noche grata,
embelleciendo así al espacio.

Recuérdale que la sigo esperando,
recuérdale que mi cariño es ciego,
recuérdale que si al firmamento ruego
es solo por ella que estoy rogando.

Hermosa luna, que por el río
presumiendo tu brillo vas,
y en tu reflejo observarás
las pupilas de aquel ángel mío.

Por favor dile que por ella suspiro,
que en tu fulgor mi cariño se retrata,
y que en tu pulcra faz de lustrosa plata
la veo reflejada cuando yo te miro.

Solamente así, si mi corazón alcanza
una etérea ilusión, imaginaré
que el Creador con tu brillo da fe
a la resplandor de mi esperanza.

¿Qué otro alivio en mi pesar
puede lentamente desaparecer?
¡Cuán grandioso es creer!
¡Cuán milagroso es esperar!

Déjame que en mi honesta escritura
explique, sufriendo mientras tanto,
con palabras ortodoxas de luctuoso llanto
este nostálgico poema de amargura.

Déjame, ya que el crónico dolor
mis monótonos llantos lo borrarán,
permíteme sufrir hasta el delirio mi afán,
¡déjame llorar una última vez este amor!


© Elvis Dino Esquivel

Imagen: Steven Maxwell

El nuevo ángel


A Martin Zepeda Camacho,
CPL Michael A. Tirado, USMC


En un fugaz instante la vida se pasa:
aquel día cuando iba con destino a casa,
perdí el rumbo y sin querer me desvié,
con esto el camino al cielo encontré.

Los ángeles me recibieron y me dejaron entrar.
Ya no había frío ni mucho menos dolor;
se sintió como un nuevo despertar,
como el sueño de un hogar
que durará para siempre.

Desperté convertido en un nuevo ángel,
tal como se convertirá todo el mundo,
porque todo el mundo vivirá de nuevo.
Con mi nueva piel sonrío por saber
que un día nos volveremos a ver.

Estoy protegido aquí en mis alas
y jamás me olvidaré que lo fuiste todo,
en tu corazón es donde yo siempre he vivido
y todo estará bien, ya que sigues viviendo.

Solo prométeme que estarás bien,
y que nunca perderás la fe.
Recuerda que desde aquí arriba
¡siempre con amor te cuidaré
y de ti jamás me olvidaré!

No me recuerdes llorando
porque yo te esperaré sonriendo.
No llores porque pronto me fui,
¡sonríe sabiendo que un día
nos volveremos a ver!


© Elvis Dino Esquivel

Imagen: kevron2001

Sluggish Snail


Sluggish snail, immortal snail:
There is something that we foolishly call time,
and it's much like you:
It slowly moves and slowly continues,
but never stops, knows no patience;
you are immortal
since you are unaware
of time and death...


© Elvis Dino Esquivel

Imagen: Pavel Bondarenko

Revolución


Para Tomás Hamlet Escutia
al amor de su vida

I

Ha llegado mi última hora. ¿Cuánto tiempo toma
solo para decirte adiós? Hay tantas maneras
para concluir la noche, pero el tiempo se desploma;
Y al final mis últimas frases no serán enteras:
un adiós con un último beso no me atrevo,
sabiendo bien que no te sentiré de nuevo.

¿Cuánto tiempo más debo esperar
solo para decirte adiós? Te tengo a mi lado
y ya te comienzo a extrañar,
y eso que mi travesía aún no ha comenzado.

El grosero tiempo indica que el plazo ha llegado,
nostálgica notas que ya es mi hora de partir.
Te miro a los ojos y me quedo callado,
mi destino ahora es el que tengo que seguir.

II

Dices que deje todos mis arcaicos ideales atrás,
que te mire a los ojos y que tome una decisión final.
Dices que mi absurda revolución es una idea fatal 
y que si sigo ese rumbo, ¡mi corazón abandonarás!

Déjame cambiar y darle al mundo nuevas latitudes,
entiende, ¡esta fase de la revolución es crucial
para la victoria! Regresaré, de eso jamás dudes.
Amor, dame tu apoyo moral aunque sea parcial.

Te beso y con un disimulado llanto te digo:
«Yo sé que mi revolución es totalmente absurda
y que no haré ninguna diferencia, de eso no tengo duda.
Solo recuerda que mi cordura se quedará contigo.»


© Elvis Dino Esquivel

Imagen: KHIUS

Microcosmic Love


I'm here lost and lonely,
trying to reach you 
from this forgotten 
corner of the universe; 
and you're out there,
somewhere,
in the other side of infinity,
forming galaxies
with your smile...


© Elvis Dino Esquivel

Imagen: iStock

Un ciego de nacimiento


Tus ojos fueron negados la luz hermosa
del lucero matutino que ilumina el cielo;
la noche eterna, oscura y tenebrosa
en tu vida extendió su negro velo.

Pero tu interior está lleno
siempre de un astro brillante,
¡qué ilumina, desde tu corazón ameno,
al mundo que construiste en tu mente!

A veces creemos marchitas las flores
que vemos alumbradas en nuestro día,
muchos no valoramos los brillantes colores
que pintan nuestra vida y nuestra alegría.

Pero, no te agobies de tu mala suerte,
hay gente que por tonterías viven cegadas,
mejor ante tu discapacidad mantente fuerte
ya que tus luces internas jamás serán apagadas.


© Elvis Dino Esquivel

Imagen: A Maizianne