Cucharita


A Silvia Zullo

Está acostada a mi lado,
pero no me acuerdo de su nombre.
No es que el alcohol lo haya borrado
pero hay momentos no planeados
que el misterio o el olvido algo esconde
para no arruinar el milagro...

Quizás se llama como mi madre
o como una de las tantas
que me negaron su amor.
La mente es porosa
pero hay nombres que
nos negamos a olvidar.

La abrazo y me pide que la abrace más fuerte.
Desconozco su pasado amoroso
y todo aquello que la llevó 
a refugiarse en mis brazos esta noche...
Pero nada de eso importa
y creo que tampoco su nombre.

Soy un monstruo solitario y triste
y ella es tan pálida y taciturna.
¡Es tan pálida esta mujer anónima
que siento que en cualquier momento desaparece!
Aún no follamos o hacemos el amor.
Pero mientras la abrazo,
trato de dar con su nombre.

Pero, ¿sabrá ella el mío?
Qué va,
¡Nadie se olvida de mi celebre nombre!
Nos conocimos en el caos 
y había alcohol por de medio.
Resaltó entre la multitud por su singular belleza
o por la belleza que le regaló el alcohol,
mi soledad y la noche.

Una mirada, llevó a otra.
Una sonrisa a una palabra.
Un beso a una cama.
Y ahora está ella a mi lado
pero no me acuerdo de su nombre.

Quizás sea juzgado o en el peor de los casos castrado
por haber olvidado su ahora misterioso nombre,
pero nunca nadie nombra los bellos momentos.

De pronto, follamos
y en el acto no mencionó mi nombre;
entonces no hicimos el amor,
ya que éste no se hace entre desconocidos.

Cierro los ojos y recargo mi cabeza sobre la suya...
¡su rostro lentamente comienza a desvanecerse!

De pronto despierto... y ya no está a mi lado.
Se ha ido sin dejar rastro alguno:
Ahora, sin un rostro y sin un nombre...
concluyo que ¡esta noche nunca pasó!


© Elvis Dino Esquivel

Imagen: BenGoodspeed

0 Comentarios: